Antes de nada diré que esto no es
publicidad de la marca, porque no (¡NO!), Oral-B no me paga por esta mierda de
entrada. Sólo he encontrado un motivo por el cual escribir, porque, sí, voy a
intentar escribir cada día. Ya veremos cuánto duro.
Bien, la cuestión es que *piticlín*
sonidito de recepción de un email. María va toda contenta a ver qué le ha
llegado a su buzón de correo electrónico y ¡voilà! ¡PUBLICIDAD! ¡Oh, yeah,
motherfucker! ¿Para qué has creado, señor Google, las pestañitas para filtrar
los diferentes emails si luego me cascas un correo de SPAM en toda la bandeja
principal y me premias con un precioso *piticlín* que acelera mi corazón?
Gracias por colármela hasta el salón, jomío.
Me considero fan incondicional de
la gente que tiene la capacidad de borrar correos sin leer, os lo juro, besaría
el suelo que pisan. Yo en cambio soy una adicta a la lectura, pues sí, no hay
cartel que visualice por la calle que se me quede en el tintero, devorado al
instante. En fin, que *piticlín* y no detengo mi impulso primitivo y clico en
el mensaje que reza con el título de “Prueba la nueva tecnología Bluetooth de
Oral-B”. La cuestión es que lo abro porque tengo curiosidad, soy usuaria de un
cepillo de dientes Oral-B, de esos eléctricos molones de color azul. Azul porque
mi hermana, la listilla, se quedó con el rosa que para más inri tiene
temporizador y vibra, ¡vibra, joder! (que dan ganas de usarlo para otra cosa,
leches), se estremece gozoso cada dos minutos avisando de que el cepillado ha
cumplido el tiempo adecuado para una correcta limpieza, claro, eso si has
movido el cepillo por cada diente y no lo has dejado a un lado de la boca mientras
cantas a voz en grito cualquier canción que te haya absorbido el alma y que
escuchas a través del reproductor de música.
La prueba del delito, no me invento nada, ¿o sí? |
Abierto el correo pienso: qué bien
estaría que Oral-B me regalara un cepillito y me dejara probar esa nueva
tecnología, ¿no? Esa super tecnología innovadora con Bluetooth. ¡Ah, coño! Que
ahora el “prueba” es “cómpralo ahora”. Ya sabía yo que tan bonito no podía ser.
Pero oye, ya que tienes mi atención leamos. “Para una limpieza tan inteligente
como su tecnología”. Ajá. O sea que la limpieza ahora es inteligente y
seguramente hasta más que yo. Interesante, ciertamente.
Miro la imagen y me doy cuenta
que eso que muestra el teléfono móvil me es familiar. ¡Ah, claro, es esa
aplicación que probé hace dos semanas! ¡Este es el cepillo de dientes que se comunica
con el teléfono móvil! Espero que con este sí que funcione porque con el mío,
nasti de plasti. Revisando las aplicaciones en el market de GooglePlay vi la
app de Oral-B y como soy una friki de las aplicaciones de móvil (me gusta
probarlas), me la bajé. La app prometía que no sólo funcionaba con sus
cepillitos Bluetooth, sino que también recogía el sonido de los cepillos
convencionales y te registraba la tarea de cepillado en la aplicación.
¡Mentira! Y lo probé dos veces eh, hasta puse el móvil al lado del cepillo para
que escuchara el ruidito. ¡Vaya trolaca! Dos cepillados sin la tarea prometida
y bye.
Lo que sobra a la basura, pero siempre reciclando. Cuidemos el medio ambiente. |
Y a estas alturas es cuando
decepcionada porque no te ofrecen regalarte un cepillo con Bluetooth y encima
te han recordado que su app es una puta basura timadora, la mente se te va a
esos mundos en los que sólo los locos encuentran cabida y te pones a pensar. ¡Aiba
la hostia, Paxi! ¿Bluetooth no significa “diente azul”? ¿No será que Oral-B
creó el Bluetooth y ha esperado hasta ahora para incorporarlo a sus cepillos y
unir sus dos innovadoras tecnologías? Porque ponerle a la tecnología “diente
azul” tiene su mensaje oculto, ¿eh o qué? Que no me la vas a dar Oral-B. Que
no. Y que sepas que no me pienso comprar ese nuevo cepillo de dientes con
tecnología inteligente como su limpieza porque gracias a Dios tus productos son
decentes y después de tres años mi cepillo de dientes eléctrico sigue
funcionando de lo más bien. Good job!
¡Rediós! Para girar las tornas y cerrar
esta locura de entrada de manera más o menos seria diré que seamos inteligentes
con la limpieza, cepillémonos los dientes, con o sin cepillo eléctrico, con o
sin Bluetooth, con o sin ganas, pero cepillémonos los dientes, porque con la
salud bucodental no se juega.
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